No encuentro mejor tema para iniciar los artículos de
opinión de Baquetas y Púas, que la
universalización de la música, o lo que es lo mismo, el derecho de todas las
personas a asistir a un concierto de música, tengan la edad que tengan y sea la
música que sea.
Hace escasas dos semanas, la Comunidad de Madrid cambio su
ley para permitir a los menores de 16 años asistir a eventos musicales,
acompañados de un mayor, por supuesto. Esto en nuestra comunidad, Andalucía, no
es posible.
Desde el año 2002, existe una ley en nuestra comunidad que
restringe la entrada a menores de 16 años en diferentes eventos musicales, incluso
en algunos de ellos hasta a menores de 18 años, como es el caso de algunos de
nuestros conciertos.
A Baron Rojo solo pueden ir los mayores de 18 años |
Esto se puede entender en su origen para proteger a l@s
menores de ciertas conductas o lenguajes que podríamos catalogar de poco
adecuadas para un@ menor. Algo que como bien deberíamos saber resulto algo irónico,
ya que si pueden asistir acompañad@s por un@ mayor a eso que algunos llaman “arte
del toreo”, donde se tortura a un animal, mientras se jalea al torturador, que
se dedica a marear al animal y pincharlo hasta que se desangra. Algo que para
nada es poco adecuado para un@ menor, según parece.
Otra razón que se esgrime es porque en las salas de los
conciertos, se sirven bebidas alcohólicas. En los supermercados también se
venden y no por ello se les deja comprar, ¿verdad?
El no permitir a l@s menores asistir a los conciertos de sus
grupos o music@s favorit@s es una traba más para que no puedan asistir a un espectáculo
cultural. Las razones, sinceramente se me escapan, más allá de entenderlas como
una nueva herramienta de control y de educación controlada hacia las masas. Ciertamente,
esto puede sonar algo ideológica. Pero es una opción.
También podemos suponer la opción que podríamos llamar del
conformismo. Se crea una ley bajo la razón de proteger al menor, propios o
ajenos, y la hacemos selectiva, porque nos interesa que a algunos espectáculos sí
que puedan ir. Cuando nos damos cuenta, nos acostumbramos a ese estado de
cosas. En una sociedad, que le pese a quien le pese, tiende siempre a ser
conservadora y que el hecho de cambiar las cosas siempre cuesta con el eterno “mejor
quedarnos como estamos”, nos hace refugiarnos en el inmovilismo, a costa de que
las próximas generaciones no tengan la oportunidad de acceder a una parte
importante de la cultura.
Como podéis comprobar, estoy hablando en primera persona del
plural, porque considero que en este tema, tod@s somos culpables. Básicamente
porque en todo este tiempo no hemos hecho absolutamente nada. Precisamente
nuestra generación, que si pudimos acceder en nuestro momento a estos eventos
musicales y ahora nos acomodamos en la situación actual de inmovilismo.
Esto me trae aquellos buenos recuerdos de en plena
adolescencia poder ir a mi primer concierto, que sin ser Metal, sí que era
rock, y pensar que posiblemente fuera lo más mágico que había contemplado en mi
vida. ¿Acaso no se merecen nuestr@s menores la oportunidad de experimentar esa
magia?
El pasado Noviembre, un buen amigo tuvo que revender la
entrada para Gamma Ray, que visitaba por primera vez nuestra ciudad, porque su
hija no era mayor de edad. Se quedó sin ver a su ídolo Kai Hansen.
Hace un mes aproximadamente, una amiga me pregunto si podría
llevar a sus hijas al concierto de Iron Maiden en Madrid. Ahora ya si pueden
ir. Y al Festival Leyendas del Rock, también.
Hace una semana, en un concierto que se celebraba en
Sevilla, una joven que venía acompañada de sus padres se le impidió la entrada
por tener menos de 16 años. Evidentemente, los tres se tuvieron que ir. Podríamos
culpar a la Sala, pero evidentemente, la ley es la ley. María, la madre, harta
de que su hija no pueda ir a los conciertos de la música que le gusta ha comenzado
una campaña en Change.org para ver si puede hacer algo.
Esta es la razón de este artículo, que siendo algo que tod@s
sabemos, ya es momento de hacer algo y devolverles a nuestr@s jóvenes una gran
parte de la cultura que se merecen. En los tiempos que vivimos, de grandes
cambios, donde a mi parecer nos ha quedado claro que hay que pelear un poco
para conseguir que este mundo sea más justo, el firmar una campaña por internet
tampoco supone un gran esfuerzo ¿no?
Os dejo el enlace a la campaña, firmad, compartid, difundid.
No sé si servirá de algo, pero creo que el mínimo esfuerzo que supone es
accesible para tod@s. Porque en definitiva, la música es de tod@s, es
universal. Consigamos que en nuestra comunidad vuelva a ser así.
Aquí os dejo el enlace a la campaña de Change.org
Augusto Arévalo
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