No voy a negar que tengo especial debilidad por los
malagueños Alhandal, a los cuales descubrí hará un par de años, con su anterior
álbum, “Retales”. Ya con aquel disco compuesto de versiones de temas propios y
ajenos, me di cuenta que estaba ante lo que podríamos llamar el nuevo Rock
Andaluz. Lo pongo en mayúsculas porque considero que tiene que tener la
importancia que siempre ha tenido este estilo.
Puede sonar algo fuerte que los denomine de esta manera,
pero solo hay que seguir un poco su carrera y escuchar sus lanzamientos para
darse cuenta que no es para nada descabellado definirlos así.
Este “Donde empieza el tiempo” (por cierto, nombre muy del
estilo del Rock Andaluz) se ha hecho esperar bastantes meses, ya que se grabó
hace ya un año y en este tiempo nos ha ido regalando tres singles de adelanto,
que nos han dado una idea de lo que nos íbamos a encontrar.
Incluso hace una semana escasa tuvimos el placer de asistir
a una pequeña presentación que dieron en Sevilla, con un mini acústico donde ya
pudimos escuchar varios temas que luego hemos podido degustar en el disco.
Curiosamente era la primera vez que la banda malagueña
visitaba la capital andaluza, y visto lo visto, ya veremos si vuelven, hay que
siendo gratuito, estábamos unas 20 personas. Dejando un poco la polémica de
siempre de lado, el acústico fue una auténtica delicia y una presentación perfecta
para poder escuchar el disco totalmente abierto de mente.
El álbum está dividido en dos partes, diferenciadas sobre
todo en las letras y en la estructura. Una primera parte que abarca hasta el séptimo
tema, que son canciones totalmente independientes entre sí, aunque igual la introducción
tiene que ver con la segunda parte, la cual es una pequeña obra conceptual
dedicada a nuestra tierra Andalucía (mas Rock Andaluz) con el sobrenombre de “La
fábula de los vientos”.
El disco lo abre una pequeña introducción, “Conjura”, donde
la guitarra flamenca y los teclados son los protagonistas y que nos introduce
de manera muy delicada en la obra.
“Perder el norte” es primer tema propiamente dicho, que
llega con fuerza y donde las guitarras y los teclados a lo setenteañero llevan
la voz cantante, mientras la voz de Yiyi nos cuenta y nos canta con
contundencia.
Algo que cambia totalmente en “Azul y sal”, uno de los anticipos
y que debo decir que ahora es cuando he podido sacarle todo el jugo. Una delicatesen
de canción, con un deje flamenco, muy andaluz, una letra preciosa, que poco a
poco va subiendo de ritmo y que nos va atrapando en la magia del tema. Igual es
pronto, pero para mí es la mejor canción del disco, todo un diez. De las que
emocionan.
Con “Jardín del sur” subimos un poco el ritmo, con tema yo diría
que más alegre, optimista, colorido. Un estribillo que engancha, con mensaje.
Es de estos temas que hay que ponerse para animarse, que te suben la moral.
Buen momento para dedicarle unas palabras a la base rítmica de la banda, que
sin tener que ser espectacular, suena genial en todo el disco, apoyando el
protagonismo de las guitarras y lo teclados, pero sin estar oculta. Gran trabajo
de Charly y Francisco.
Volvemos a las notas más íntimas con “Ecos de un tiempo” y
con una letra más personal. Si mi oído no me falla, en este tema el señor
Zagalaz le da por tocar la mandolina, que seguro que no es difícil, pero que en
el estribillo queda genial y le da un aire muy emotivo.
Recuperamos el ritmo, bueno, tampoco es que sea vertiginoso,
con “La trampa del ayer”, siguiendo con las letras más íntimas y personales, pero
con algo más de alegría en el tema, yo diría que con más optimismo y superación.
“Mentiras de verdad” fue el tercer adelanto del disco y aquí
incluso se meten en temas de actualidad y que nos atañen a todos y todas. Con
unas guitarras eléctricas con más fuerza, dándole un toque de crudeza que el
tema pide por la letra, muy acorde.
A partir de aquí nos encontramos con esa pequeña suite
dedicada a nuestra tierra y que está compuesta de cinco temas. Dos de ellos instrumentales
y la última que casi en su parte final también lo es, y donde nos damos cuenta,
que aquella introducción del disco, “Conjura”, tiene más que ver con esta mini
obra que con el disco completo.
En estos casos, hay que ver la obra conceptual como un todo.
Con sus pasajes instrumentales, que te llevan a viajar, a oler, sentir lo que
es nuestra tierra, con sus cosas buenas y sus cosas malas, pero sobre todo con alegría
y optimismo y mucha luz y colores.
En esta obra juegan con muchos estilos, con bulerías, con
flamenco, con rock progresivo, con rock andaluz, incluyendo flautas, palmas,
guitarras flamencas, eléctricas, teclados y percusiones varias. Toda la obra es
una riqueza en cuanto a sensibilidad y buen gusto.
Espectacular el final instrumental, con unas melodías que se
te quedan grabadas en la cabeza y que te erizan los pelos. Impresionante.
Alhandal han hecho un disco, que en mi opinión revitaliza un
estilo, que durante años se ha quedado con lo que daban Medina Azahara, pero que
ahora tienen en esta banda malagueña como cabeceras. Un disco de Rock Andaluz, así,
con mayúsculas, y que está lleno de calidad, sentimiento, emoción, poesía y
grandes canciones.
Este disco es magia hecha música y cualquier buen seguidor
de la buena música tiene que deleitarse y disfrutar con él. No se trata de
recomendarlo, simplemente escucharlo una vez. Sera suficiente para cautivaros.
Que conste que no le pongo un diez, porque creo que aun pueden
hacer discos mejores.
Canciones:
1.
Conjura
2.
Perder el norte
3.
Azul y sal
4.
Jardín del sur
5.
Ecos de un tiempo
6.
La trampa del ayer
7.
Mentiras de verdad
La fábula de los vientos
8.
Ritual de la pena
9.
Dueña de mi despertar (Terral)
10.
Danza de los vientos
11.
La última vez (Sirocco)
12.
Canción del retorno (Éxodo)
Formación:
·
Yiyi Vega – Voz y coros
·
Juan Zagalaz – Guitarras, coros, laúd y
mandolina
·
Francisco Nieto – Bajo
·
Carlos Núñez – Batería y percusiones
·
German Villen – Teclados
Mox Records
y CD Music. 2016. 9,5/10
Totalmente de acuerdo con usted! No se olvide el penúltimo álbum Rotta es un monumento!
ResponderEliminarLe daremos una escucha pausada. En el Acordes lo clavaron.
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