No es fácil hacer una crónica como la que me encuentro
haciendo en este momento. Iron Maiden en Sevilla. Posiblemente sea el evento de
Metal más grande que ha habido en nuestra ciudad/provincia. Para los
despistados, ACDC no es Metal. Los únicos equiparables fueron los mismos Maiden
hace ya casi 20 años, y hace escasos cuatro años cuando a Judas le dio por venir
a esta tierra en su gira de “despedida”.
Y digo que no es fácil, porque se puede encarar de diferentes formas,
haciendo una descripción del concierto, contando más o menos lo que fue el show
y dando unas impresiones generales sobre el mismo, diciendo lo que nos gustó y
lo que no. Lo típico vamos. Que no tiene nada de malo, pero claro, estamos
hablando de Iron Maiden.
También podemos hacer una reflexión pseudo filosófica sobre
lo que es una banda de Metal en la ciudad de las sevillanas y capital del
folclore andaluz, y lo que supone para nuestra música y por supuesto nuestra
ciudad, abriéndose a otros estilos y que a partir de ahora todo será distinto.
Hay más opciones, como intentar hacer de voz de todas las
opiniones que me han llegado sobre el evento, curiosamente, la gran mayoría de
ellas tenían algo negativo, desde los que directamente han puesto a parir a la
banda, diciendo que tocan las canciones algo más lentas para que Bruce pueda
cantarlas, los que ha puesto más importancia en el sonido y por lo tanto no les
ha gustado, y bueno, la gran mayoría, los que les ha gustado, aunque ponen el
punto negativo en la organización y la actitud de la gente. Para lo primero,
ciertamente ya podrían haber puesto el escenario un poco más lejos y habríamos
podido respirar algo más, por lo demás no tuve ninguna mala experiencia por
parte de la organización. Y en cuanto a lo segundo, pues si, por aquí deberíamos
hacérnoslo mirar un poco, ya que el hecho de ser un concierto de Heavy Metal no
significa que valga todo. Vamos a pasarlo bien, no a fastidiar al de al lado
pensando que el mundo es nuestro. Vaya, está bien disfrutar, pero respetando el
espacio del prójimo. Luego nos viene la fama.
Bueno, y una vez hecho el breve resumen de las diferentes
opciones, pues me voy a limitar a escribir y a ver lo que sale. Advierto que
esto va a ser algo totalmente subjetivo y que por supuesto casi nadie estará de
acuerdo conmigo, pero tampoco pretendo sentar catedra y mucho menos convertir a
nadie. Solo expongo desde mi humilde tribuna.
El pasado jueves asistimos a uno de los más grandes espectáculos
en vivo que podemos ver en la actualidad, en el mundo del metal, por supuesto.
Donde vemos a una banda, que casi llegando a los 60 años lo miembros de la
misma, son capaces de estar durante dos horas sobre el escenario, con una
temperatura sobre los 30 grados y casi sin parar. Ahora algunos pensaran que
Springsteen da conciertos de 3 horas y pico. Claro. Pero es rock, no Metal. No
me digáis que el desgaste es el mismo, ni en voz ni en energía. Y que conste
que adoro a Bruce. A los dos.
Iron Maiden volvieron a demostrar, una vez más y ya van….
2455 que son la banda más grande de Heavy Metal de la historia, y que son
capaces de hacer algo, que no está al alcance de muchos. Levantar a 15000
personas durante dos horas y que coreen las canciones. Y no, ahora no digáis que
no lo hacíais. Estuve allí y os vi. Todos y todas gritabais las canciones,
hasta las nuevas.
La primera vez que Bruce se dirigió al público fue para
pedir disculpas porque hubiera gente que tuviera que pagar más dinero para
estar más cerca. Está claro que hoy en día las bandas ya no controlan sus giras
y son los grandes promotores los que deciden estas cosas. Solo hay que ver a
algunos a los que han acreditado.
Si os digo la verdad, creo que a partir del cuarto tema
entre en una especie de éxtasis y no recuerdo muchos detalles, salvo algún que
otro retazo de majestuosidad por parte de la banda.
Decir a estas alturas que Harris sigue corriendo de un lado
a otro del escenario, con ese gesto cantando todos y cada uno de los temas es
redundante, o que Bruce está cantando mejor que nunca es algo ya obvio. Flipante
el momento monkey, donde bailamos tal
monos siguiendo al líder.
Nicko sigue siendo esa máquina de dar baquetazos y con una
sonrisa de oreja a oreja, mientras los Three amigos siguen a lo suyo, cada uno
en su papel. Y sí, soy de Gers. Por favor, que no se vaya nunca. Que no toca
las rítmicas. Pues que no lo haga. Me encantan sus cabriolas y su manera de
animar al público. Es que no sería igual un concierto de la dama sin él. Además,
el solo de guitarra del “Blood brothers” fue toda una pasada de interpretación con
alma y sentimiento.
Es verdad que muchos clásicos se quedaron fuera, pero
volvieron otros que fueron muy celebrados, como “Children of the damned” o la apoteósica
“Powerslave” (no entendí demasiado la máscara de lucha libre mexicana), pero
tampoco podemos esperar todos. Por cierto, a los que dicen que fue corto el
concierto, solo me gustaría que me dijeran en que año Iron Maiden han tocado más
de dos horas. Creo que nunca.
Si me tengo que quedar con algún tema de la noche, me quedo
mejor con tres. “Halloweed be thy name”, de siempre una de mis favoritas y
donde Bruce salió con una soga al cuello (por cierto, no es por un suicidio, es
por una ejecución), con la anteriormente nombrada “Blood brothers”, que es de
lo mejor que han compuesto en los últimos discos y que narices, en toda su
carrera. Toda una declaración de vida, y que esta vez no dedicaron a Dio, creo,
pero si apelaron a la amistad y la vida. Siempre me emocionara.
Y por supuesto, para mí el mejor y gran cambio que ha hecho
en el setlist. Acabar con “Wasted years”. Durante años fue mi canción de
cabecera de Maiden. Y es una genialidad para cerrar el show, con todo el público
coreando ese extraordinario estribillo.
Bueno, al final me ha salido un popurrí de todo. Es lo que
tiene cuando no te decides como hacerlos, que coges de todo un poco. Lo que si
tengo claro, es le pese a quien le pese, Iron Maiden siguen siendo los más
grandes. O que me digan que si vuelven a Sevilla se van a quedar en casa.
Seguro que el 90% volvemos a pasar calor y lo que haga falta.
No sé si esto pasara, pero por ahora nos quedaremos con el
hecho de que cuando Maiden vinieron a Sevilla, estuvimos ahí. Igual sí que
algunos tienen razón y esto supone un punto de inflexión en la escena y a
partir de ahora los metaleros salen de debajo de las piedras y cada vez somos más
y en un par de año vuelven por aquí, y en vez de 15000, somos 30000. Uf. Ojala.
Soñar es gratis. Aunque el otro día en el Estadio de la Cartuja no lo fuera.
Reflexiones: Augusto Arévalo.