viernes, 5 de agosto de 2016

Jueves. Mini-crónica del segundo día con grandes clásicos y fin de gira de Iron Maiden

El jueves en Wacken es el día en el que comienzan los conciertos en los dos escenarios principales (True Metal Stage y Black Stage). Es el día de las grande veladas o como anteriormente se conocía, A Night to Remember. En esta ocasión, todas las bandas tocarían en el Black Stage, salvo Iron Maiden que tenía reservado el True Metal Stage para montar su show completo.

Como siempre en este jornada de jueves de festival abren la jornada en el True Metal Stage el grupo de los organizadores, Skyline. Grupo de versiones, entretenido para ir caldeando el ambiente. Tocaron temas como Let There Be Rock (AC/DC), Stargazer (Rainbow), Crazy Train (Ozzy Osbourne) o Killing in the name (Rage Against the Machine).

A continuación, les tocaría el turno a los clásicos y aquí habituales Saxon. Biff Bifford recordaba al público que es la décima vez que tocaban en este festival en el que se estrenaron por el año 1992 en una de las primeras ediciones. A pesar de la temprana hora para ellos, se marcaron un conciertazo donde no faltaron The Eagle has Landed, Heavy Metal Thunder (dedicada a Lemmy), 747 (elegida por el público por delante de And the Bands Played on tras comerse Biff el setlits), Crusader, Denim or Leather y para terminar Princess of the Night.


Tras una buena ración de heavy metal saltaron a las tablas unos míticos del rock, Foreigner. El grupo dio un gran bolo liderado por Mick Jones (veterano fundador del grupo, con 71 años ya) que igual hacía las veces de guitarrista o de teclista, muy bien acompañado por su banda, destacando Kelly Hansen a las voces y Tom Gimbel al saxo. Pudimos disfrutar de grandísimos temas como Cold as Ice, Feels Like the First Time o el baladón I Want To Know What Love Is, aunque quizás uno de los momentos álgidos del concierto es el solo de Saxo que se marca Gimbel en Urgent.


Whitesnake no podía ser menos en el repaso a grandes clásicos del rock con temas, abriendo con Bad Boys, siguiendo con temas como Is This Love, Give All Your Love, Here I Go Again y cerrando con Still of the Night. El concierto se hizo algo lento pues todos los miembros de la banda se marcaron sus respectivos sólos. Quizás descansos necesarios para Coverdale, cuya voz no pasa por su mejor momento (y soy gran fan de él...). Tommy Aldrige sigue espectacular. No fue el mejor concierto del día pero esta banda sigue siendo una de las imprescindibles.

Llegaba la hora más esperada del día por muchos, Iron Maiden y el fin de la gira de The Book of Souls que les ha llevado por 72 países, entre ellos China por primera vez. Esto hizo que el grupo estuviera especialmente animado, con un Dickinson bastante dicharachero.


La banda tocó el mismo setlist que ha venido desarrollando durante toda la gira, combinando temas de su último disco (Speed of Light, The Book of Souls, The Red and the Black, etc) con grandes clásicos (The Number of the Beast, Hallowed be thy Name, The Trooper, Fear of the Dark, Powerslave, Iron Maiden, etc) y algún tema no tan habitual (como Children of the Damned). La apertura del concierto fantástica, con ese video de intro con el Ed Force One atrapado en unas ruinas mayas, seguido por el primer tema de su último album, If Eternity Should Fail. Un Bruce emotivo dedicaba Tears of a Clown al protagonista de la canción, Robbin Williams, y Blood Brothers a todas las víctimas de los atentados de los últimos tiempos. La ejecución como siempre perfecta, y el repertorio de escenario fue completo, incluyendo Eddies y la Bestia del Number of the Beast. Para cerrar la noche, un temazo: Wasted Years.


Conciertazo de Maiden con un público entregado al que no le importó la lluvia ocasional, y que con una gran noticia para alegría de sus fans confirmando que el año que viene también habrá gira.


Para terminar la noche, homenaje a Lemmy mediante la presentación de un vídeo repasando su trayectoria y con la presencia de Mikeey Dee, Phil Campbell, el manager de Motorhead y parte de la crew (también apareció Wendy Dio).

Crónica y fotos: Manuel Reyes

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