Llevaba escasas horas en Madrid, a donde me dirigía para
otro evento bastante distinto, y me encontraba en la puerta de la Sala Changó
acompañando a una buena amiga mía a una noche que se convertiría en una de las
más increíbles que jamás he vivido. La verdad es que ya había visto en directo
a Moonspell con anterioridad en el Resurrection Fest y me dejaron bastante fría
en aquel momento, aunque cabe la posibilidad de que el concierto de mis amados
Ne Obliviscaris me dejara tan enamorada, que todo lo posterior me supiera a
poco.
La noche comenzaba con Der Weg Einer Freiheit, una banda que
conocía hacía ya tiempo aunque no había tenido la oportunidad de escuchar en
profundidad, pero me habían parecido increíbles: un black metal novedoso, con
un desgarre muy profundo y que transmite a la perfección su mensaje sobre la
vida y la muerte. Una banda que se atreve a entrar en un subgénero como el
black metal, en el cuál a veces es más importante la estética, el corpse paint y la ropa, sin importarles
nada de eso, si no que salen al escenario tal como son para deleitarnos con un
metal muy bien hecho y muy bien ejecutado sobre las tablas. Era la segunda vez
que los alemanes visitaban la capital, pero el público de esta noche parece no
conocerles mucho, aunque poco a poco fue entregándose a su música y acabaron
vitoreando con mucha fuerza tras cada canción. Ofrecieron un setlist variado,
ya que poseen tres álbumes, pero, por supuesto, hicieron hincapié en su último
disco de estudio: Stellar de 2015. A mí al menos, se me
hizo un concierto muy corto y me dejaron con ganas de volver a verles pronto y
de indagar más en su carrera. Por supuesto, tras los conciertos tuve la
oportunidad de comprarles un CD, hablar y hacerme una foto con ellos, que se
mostraron muy abiertos con todo el que quisiera acercarse.
Finalmente, llegaban al escenario los más que esperados
Moonspell. La banda portuguesa con más andadura internacional llegaba a nuestro
país para rememorar su archiconocido Irreligious
que cumple ya 20 añitos. Un público muy entregado y con muchísimas ganas de
poder disfrutar de los grandes temas de los lusitanos, que no dejaban de cantar
a viva voz las letras de cada una de las canciones, por lo cual llegué a
sentirme bastante mal, ya que a pesar de conocer algunas de las canciones, no
sabía la letra de ninguna, ¡para qué engañarnos! Un Fernando Ribeiro que mostró
sus habilidades con la lengua castellana para presentar los temas, momentos que
aprovechó para hacer incluso alguna broma y que animaba más, si era posible, a
los fans que allí estaban para verles. Además tuvimos la oportunidad de verle
con distintos modelos entre los que destacó una capa con la que hizo su Mephisto que volvió loco al público allá
por la mitad del concierto. Cuando terminaron el repaso del álbum completo y
tras un pequeño descanso, que anunciaba Ribeiro diciendo que volverían para un
bis, volvieron con muchísima fuerza repasando otros grandes éxitos de sus
anteriores álbumes y alguna que otro de su último disco: Extinct del pasado año. Como decía antes, la última vez que los pude ver
no me convencieron en ningún momento, todo lo contrario a lo que ocurriría esta
vez: un concierto con muchísima fuerza, una banda entregada a su fans como si
fuera el primer día, aunque lo mejor, estaría por llegar…
Tras el concierto, nos encontrábamos en la zona de
merchandising donde nos hacíamos con camisetas y CDs de ambas bandas, cuando
Fernando Ribeiro nos ofrecía su presencia para poder hacerse fotos y firmar
discos a todo el que quisiera acercarse. Unos minutos más tarde, era Aires
Pereira, bajista de la banda el que salía para saludar a mi amiga, a quien
conocía hacía ya algunos años. Entre cervezas y risas, me parecía increíble cómo
los músicos de una banda con tanta andadura como Moonspell siguen recibiendo a
sus fans más fieles y a todos aquellos que deseen una foto, una firma o
simplemente pasarse a decir hola. Gente tan cercana que incluso llegaban a
desvelarnos secretos de sus futuros proyectos, que nos enseñaban a sus hijos en
sus propios móviles… y un sinfín de detalles que jamás hubiera esperado. ¡De
allí no salió ni un fan sin cumplir sus deseos! Y me aseguré de que la banda
supiera la grata sorpresa que para mí estaba siendo aquella situación. Quiero
felicitar a todos los seguidores de Moonspell por tener esa suerte, y como no,
a la banda por ser así: ¡¡¡espero que nunca cambien!!!
Crónica y fotos: Tatiana Artacho
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