En el caluroso verano del sur de nuestro país, teníamos una
fecha señalada en nuestro calendario, sobre todo para músicos, estudiosos y
grandes frikis de la música. El virtuoso y sensacional guitarrista y multi instrumentista
Joe Satriani, visitaba la capital hispalense.
El músico americano venia presentando su última obra de
estudio “Shockwave supernova”, un nuevo capítulo en su prolífica obra y que
como es habitual no decrece en creatividad y virtuosismo.
A nuestra llegada, a media hora del comienzo, la sala
presentaba una media entrada de la sala, lo que podía presagiar que no iba a
ser un concierto multitudinario, algo que la verdad, no habría sido una buena
señal para el futuro de los conciertos en nuestra ciudad. Afortunadamente, al
comienzo de la actuación, la sala ya está casi completamente llena y aunque no
hubo sold out, sí que podríamos decir que el concierto fue un auténtico éxito.
Con una puntualidad británica, y tras escuchar a modo de introducción
uno de los grandes temas del maestro Hendrix, se apagaron las luces y la banda apareció
sobre el escenario muy tranquilamente mientras saludaban al público que rompía
en aplausos.
Cinco segundos después comenzaban los primeros acordes del
tema que abre su nuevo disco y que le da nombre. En estos primeros compases, me
vais a perdonar que no pudiera fijarme demasiado en muchos detalles, ya que un
servidor se encontraba haciendo fotos, pero lo que si me quedo claro fue la cercanía
de Satriani con su público y sobre todo la complicidad con su banda y que se lo
pasan en grande sobre el escenario.
Con un par de temas clásicos como “Flying in a blue dream” y
“Ice 9” ya tenía al público en su bolsillo, mientras con repartía sonrisas y
buen rollo entre el público. Ciertamente lo que más me sorprende de este
guitarrista es la facilidad con la que da la sensación que toca la guitarra, y
al mismo tiempo con un feeling que es un claro ejemplo de su amor a la guitarra
y el virtuosismo innato que tiene.
Pero es que el resto de la banda no se queda atrás, que prácticamente
hacen lo mismo, como el bajista Brian Beller, que parecía que estaba en el salón
de su casa mientras tocaba su instrumento como quien no quiere la cosa y por
supuesto interactuaba con el público con multitud de muecas y sonrisas.
Los temas iban cayendo uno tras otro, con especial
protagonismo a su nuevo disco, ya que Satriani es de los que cuando hace una
gira de su nuevo disco, lo presenta en condiciones, y de hecho sonaron hasta
ocho cortes del mismo. Y es que para que engañarnos, sus discos son una maravilla. Si,
posiblemente no llegue a alcanzar la majestuosidad de sus clásicos, pero la
clase no hay quien se la niegue.
Por supuesto, tampoco dejo de lado los clásicos, incluso
temas que va rescatando y volviendo a tocar, como el “controvertido” “If I
could fly”, o la primigenia “Not of this earth”, que sonaron geniales y
culminaron por sorpresa con “Summer song” para cerrar una primera parte del
show que se había pasado volando. Digo lo de sorpresa, porque este tema por lo
general los estaba usando como despedida y ahora lo ha colocado en medio del
show.
La segunda parte del concierto comenzó con el genial solo de
batería del gran Marco Minnemann. Es increíble lo de este batería, como toca
los parches con una facilidad pasmosa y como nos dio una lección de cómo
marcarse un solo lleno de maestría, sin abusar tanto de los dobles bombos, cosa
muy común entre los baterías de metal, y sobre todo sin parar de sonreír en ningún
momento.
El show continuaba su camino, con un Satriani, que además
nos dejó ver una buena colección de guitarras y que seguía repartiendo sonrisas
y muchas púas.
El último miembro de la banda, y el más veterano, Mike
Keneally, también tuvo su momento para él con un solo de teclado, corto pero
muy efectivo, aunque ya nos había dejado muestras de su maestría también con la
guitarra, llegando a incluso a tener un pequeño pique con el mismo Satriani.
Uno de los momentos cumbre del show fue con la inmortal “Alway
with you, always with me”, que da igual que pasen los años, que siempre me seguirá
poniendo los pelos como escarpias. Momento para el sentimiento y el disfrute.
Dos temas más para despedir la presentación del último álbum
y encarábamos la parte final del show con los grandes clásicos, comenzando con
el grandísimo “Satch boogie” que sirvió además como primera despedida para
salir unos minutos del escenario.
Volvieron para encarar los bises con “Big bad moon”, con el
propio Satriani a las voces y también a la armónica, demostrando su virtuosismo
también en este instrumento. Por supuesto, el gran final no podía dejar de ser
para “Surfing with the alien”, que es curioso que en directo siempre suena algo
más rápido que en estudio, pero que no
le quita para nada excelencia.
Un final, que no por esperado, dejo ser extraordinario, y
como siempre tocando la majestuosidad. Ciertamente, y esto os lo dice alguien
que no es muy música instrumental, el concierto se me hizo demasiado corto y eso que fueron más de dos horas de
show, y es que ante tal derroche de maestría y buen rollo, siempre todo se hace
más disfrutable, incluso para los profanos.
Solo pudo terminar esta crónica diciendo que la noche no podía
haber sido de otra manera, con todo de cara para que fuera uno de los grandes
shows del año en la capital hispalense. La visita de Satriani fue todo un éxito
y esperemos que en los futuros conciertos en la ciudad continua esta tónica y
que por supuesto, el maestro de la guitarra vuelva a visitarnos pronto, ya que aquí
tiene una buena legión de seguidores.
Crónica y fotos: Augusto Arévalo.
No quiero terminar esta crónica sin darle las gracias a Riff
Music y Sala Custom, por darme la oportunidad de cubrir el evento.
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