Frecuentemente nos llegan a nuestras manos discos de bandas
formadas por la unión de músicos de renombre, que por diversas razones,
amistad, experimentar otros estilos o simplemente por puro negocio, crean estos
proyectos.
Normalmente estos proyectos no suelen tener una vida muy
larga o suelen espaciar mucho sus discos, básicamente porque sus bandas de
origen ocupan la mayor parte de su tiempo.
Es más raro ver que músicos que han salido de sus bandas se
unen para forma una nueva. A veces ocurre, pero es más esporádico.
Bueno, esto también ocurre en el ámbito más underground y
ahora tenemos un buen ejemplo. Una serie de músicos, con proyectos activos o
no, se unen para realizar un proyecto distinto al que anteriormente les hemos
visto, pero donde cada uno aporta sus gustos e influencias. Podría servir de
presentación de Sierpe.
Una banda formada por cinco músicos sevillanos con una buena
carrera a sus espaldas en diferentes proyectos y que se sacan de la manga un
disco como este “Echoes of eternity” que ahora tenemos en nuestras manos.
Lo primero que nos llama la atención es el buen sonido del
disco, muy fresco y sobre todo muy limpio. Esto último es importante para este
disco, sobre todo por el estilo que practican, y que se necesita tener la
máxima nitidez posible para escucharlo de mejor manera.
Por supuesto, lo que a la primera escucha resulta evidente
es que estamos ante uno de los disco del año en la escena sevillana, con unas
composiciones que enganchan, pegadizas, pero sobre todo muy elaboradas y muy
cuidadas.
Hay que decir que es un disco conceptual, y como buen disco
del estilo, tiene una pequeña intro instrumental más un par más de interludios entre canciones, que además
tiene como peculiaridad que no son los típicos temas cortos a piano y nada más,
sino que tienen algo más de creatividad, incluso siendo uno cantado.
Está claro que el componente progresivo del disco es lo que más
se advierte, pero no estamos ante un grupo de progresivo y nada más. Los
pasajes prog puede que sean los más protagonistas, pero el componente Hard Rock
es más que evidente, sobre todo por la manera de cantar de Jon, gran fan del
señor Coverdale, y que le da ese toque emotivo a las líneas vocales.
Está claro que los teclados de Manuel Muriel tienen un gran
peso en todo el disco, con pasajes muy en la onda de los 70, con ese deje
Triana tan característico y en ocasiones más moderno. Por supuesto, el momento
piano son excepcionales y donde Muriel deja su impronta de la mejor manera que
sabe.
Podríamos decir que la parte más contundente de la banda la forma
la base rítmica, con Gonzalo Gassol al bajo, y que deja su impronta durante
todo el disco, con un bajo que no solo es acompañamiento de la batería y
haciéndose notar al más puro estilo progresivo.
En la batería Emilio “Kanina”, bien conocido por la
contundencia en los tambores, algo que deja bien claro desde el principio, pero
sacando matices de todo tipo, según el tema lo pida, con momentos más melódicos
y tranquilos y velocidad y pegada cuando es necesario.
Por último, pero no por ello menos importante nos
encontramos a Dani Díaz en la guitarra, que sobre todo nos deja riffs muy
efectivos durante todo el disco, dándole un componente muy guitarrero y podría
decir que es el aspecto más progresivo del álbum. Los solos, de los cuales no
abusa, son trabajados y de calidad.
Pero lo mejor de todo, es que estos engranajes se acoplan
perfectamente, funcionando como una autentica banda y dejando claro que eso no
es un simple proyecto temporal y que seguramente tengamos Sierpe para rato.
Es difícil quedarse con un tema del disco, ya que, para
empezar al ser conceptual, la obra está hecha para escucharla de principio a
fin, y también porque en mi opinión no sobra ningún tema, es un disco muy
uniforme en cuanto a calidad.
Desde el comienzo con “Memories”, que es su primer single,
con una gran influencia de Dream Theater y los Queensryche de la época dorada,
un estribillo pegadizo, algo que continua con “Why”, con unos teclados muy de
progresivo y un riff de guitarra más a lo Hard Rock. Podríamos decir que estos
dos temas resumen un poco lo que encontramos después.
“Tales of the sea” es uno de esos interludios de una ejecución
preciosista que enlaza con “Darkside”, el corte más metal del disco y oscuro. “Aria”
es un pequeño corte con el teclado como gran protagonista y que nos lleva hasta
“Stormrider”, un tema muy purpleliano, con esos teclados setenteros y un riff
de guitarra a lo Blackmore.
“Break of dawn” es de nuevo un tema con claras influencias
de los neoyorkinos Dream Theater, en su vertiente más comercial y sobre todo de
la época de sus primeros discos. De hecho el ultimo interludio “A million years
of solitude” tiene la misma carga de influencia pero en el aspecto más lento y melódico.
“Last stand” es un corte que nos lleva hacia el final de la
mejor manera posible, riff contundente y un estribillo muy pegadizo, perfecto
para prepararnos para el gran final.
Final que se lleva a cabo con el tema que da título al álbum
y donde se da el toque preciso al disco, sobre todo por una parte central todo
un homenaje al Rock andaluz digna de ser escuchada. El tema más largo del disco
da para hacer un buen resumen del mismo, con muy buen progresivo, y buen Hard
Rock. Acabar por todo lo alto.
No se puede decir mucho más, solo que es altamente
recomendable. Es un trabajo redondo de principio a fin. Además ya lo han
defendido en directo con muchísimo acierto y eso otro punto a su favor. Lo
repito, debe ser uno de los discos del año, algo que el tiempo dirá. Mientras
seguiremos disfrutándolo y porque no, esperando su segunda entrega con mucha
curiosidad.
Temas:
1.
Bereshit
2.
Memories
3.
Why
4.
Tales of the sea
5.
Darkside
6.
Aria
7.
Stormrider
8.
Break of dawn
9.
A million years of solitude
10.
Last stand
11.
Echoes of eternity
Formación:
·
Yon Barranco – Voz
·
Gonzalo Gassol – Bajo
·
Dani Díaz – Guitarra
·
Emilio “Kanina” – Batería
·
Manuel Muriel – Teclados
The Fish Factory. 2016. 8,5/10
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